Hasta hace poco, la discapacidad visceral era un término nuevo para mí. Creo que, salvo los médicos, este es un término muy poco conocido. Incluso la discapacidad en general, no es un término que todos conocen o les interesa conocer, más bien, la población en general prefiere es negar su existencia, o huir de él.
La discapacidad es una condición de la persona, que resulta de interés a diversas disciplinas. La medicina, la psicología, el derecho, la economía, la sociología y muchas otras ciencias fijan su atención en la discapacidad y sus diferentes consecuencias. Cada ciencia realiza aportes en la definición y clasificaciones de las diversas discapacidades.
La discapacidad no tiene una definición cerrada, es un concepto amplio que además evoluciona, gracias a los avances de los estudios de cada ciencia que lo analiza.
La discapacidad visceral, también conocida como discapacidad orgánica, ha sido incorporada más recientemente por la medicina. Es aquella que existe cuando la persona presenta deficiencias en las funciones y estructuras corporales de los sistemas cardiovascular, hematológico, inmunológico, digestivo, metabólico, endocrino y genitourinarias. Por ejemplo, la diabetes, la deficiencia cardiaca, la deficiencia renal y cualquier otra que coloque a la persona en la necesidad de recibir ayuda para obtener el funcionamiento óptimo de su organismo.
A pesar de que la discapacidad visceral no afecta la capacidad intelectual, sensorial o motora, puede afectar la calidad de vida de las personas, impidiendo la capacidad de goce de sus derechos en igualdad de condiciones que los demás, salvo la presencia de apoyos, medidas de accesibilidad y de ajustes razonables. Lamentablemente, existe muy poca visibilidad de este tipo de discapacidad, tanto en la sociedad como en la legislación.
La discapacidad visceral nos recuerda una vez más que no toda discapacidad es evidente, que no hay edad para encontrarse en situación de discapacidad, que somos más las personas con discapacidad que aquellas que no tienen discapacidad alguna, pero que con certeza en algún momento de su vida se incorporaran a la clasificación de personas con discapacidad.
Por tanto, hagamos un esfuerzo por conocer cada vez más acerca de la persona con discapacidad, solo así lograremos mejores relaciones que permitan el mayor bienestar para todos.